La chispa del caos vino de fuera del mundo cripto. El anuncio de nuevos aranceles del 100 % a productos chinos por parte del gobierno estadounidense desató un efecto dominó en los mercados globales. En el ecosistema digital, esa tensión se tradujo en una ola de liquidaciones sin precedentes que arrasó con las posiciones más apalancadas y arrastró consigo a USDe. En Binance, el token llegó a cotizar brevemente por debajo de los 0,70 USD, marcando uno de los mayores depegs registrados por una stablecoin este año.
El caso de USDe es especialmente sensible porque no se trata de una stablecoin respaldada por dinero fiduciario, sino de una stablecoin sintética, sostenida por estrategias de arbitraje entre el mercado spot y los contratos perpetuos de futuros. En condiciones normales, el sistema es rentable y estable, pero la extrema volatilidad de la jornada hizo que las posiciones cortas se volvieran deficitarias, provocando un desequilibrio momentáneo en la paridad.
Pese al sobresalto, el equipo de Ethena aseguró que las operaciones de emisión y redención continuaron sin interrupciones y que el token sigue sobregarantizado. Además, afirman que parte de las pérdidas no realizadas se están absorbiendo dentro del propio protocolo, como estaba previsto en su diseño. Sin embargo, el daño reputacional está hecho y la confianza del mercado ha quedado resentida.
El impacto también se reflejó en el token de gobernanza ENA, que llegó a caer un 40 % durante el pico de volatilidad. Al mismo tiempo, el protocolo vio retiradas masivas de capital por parte de inversores que prefirieron asegurar sus fondos ante la incertidumbre. Aunque el valor bloqueado comenzó a estabilizarse al día siguiente, el miedo temporal se notó en todo el ecosistema DeFi.
Muchos analistas han comparado lo sucedido con el colapso de TerraUSD (UST) en 2022, aunque las diferencias estructurales son importantes. USDe no es una moneda puramente algorítmica, sino un modelo híbrido que intenta generar rendimientos mediante operaciones de cobertura. Aun así, el incidente demostró que incluso los diseños más sofisticados pueden flaquear bajo una presión extrema de mercado.
Este tipo de eventos también reaviva el debate regulatorio. En Europa, la normativa MiCA ya impone controles estrictos sobre las stablecoins, y en Estados Unidos se discuten leyes que podrían limitar los modelos sintéticos si se considera que suponen riesgo sistémico. Tras lo ocurrido, Ethena podría verse obligada a revisar su arquitectura o añadir mayores reservas para reforzar la estabilidad de USDe.
El episodio deja una lección clara: la promesa de rendimientos atractivos siempre viene acompañada de un riesgo implícito. Aunque USDe logró recuperar la paridad, la confianza no se recupera tan rápido. Para los inversores, este suceso sirve como recordatorio de que las stablecoins sintéticas, por innovadoras que sean, aún están a prueba frente a los grandes movimientos del mercado.
Conclusión
Lo que vivió Ethena esta semana no fue una simple volatilidad pasajera, sino un test de estrés real que puso a prueba los cimientos de su modelo. USDe ha salido de la tormenta, pero con heridas visibles. El desafío ahora es restaurar la confianza, reforzar su estructura y demostrar que los mecanismos sintéticos pueden convivir con un mercado cada vez más impredecible. En un ecosistema que nunca olvida, Ethena tiene ante sí una oportunidad única: aprender de su propio susto antes de que el mercado se lo cobre más caro.
