Los índices bursátiles de Asia, Europa y Estados Unidos arrancaron la semana con energía. En Japón, el Nikkei avanzó un 1,8 %, impulsado por el sector tecnológico y financiero, mientras que el Shanghai Composite sumó un 0,7 %, apoyado en las expectativas de nuevos estímulos por parte de Pekín. En Europa, el Euro Stoxx 50 repuntó un 1,3 %, animado por las grandes industriales y las compañías de lujo, y el IBEX 35 recuperó los 10.300 puntos con subidas destacadas en BBVA, Inditex y Repsol. Los datos recientes del PIB de la zona euro, con un crecimiento trimestral del 0,3 %, contribuyeron a reforzar el sentimiento positivo de los inversores.
Al otro lado del Atlántico, Wall Street prolongó las alzas de la semana pasada. Tanto el S&P 500 como el Nasdaq 100 cerraron en verde gracias a unos resultados empresariales que siguen batiendo previsiones y a una inflación que continúa moderándose, aunque se mantiene por encima del objetivo de la Reserva Federal. El tono general del mercado ha pasado del miedo a una cautela optimista, con los inversores ajustando posiciones hacia sectores más cíclicos y de crecimiento.
El precio del oro cedió un 0,8 %, hasta los 2.340 dólares por onza, alejándose de los máximos alcanzados a principios de mes. La caída refleja un menor interés por los activos refugio, coincidiendo con la estabilización de los rendimientos de los bonos y una menor tensión geopolítica. Por su parte, el dólar volvió a mostrar fortaleza frente a las principales divisas. El euro se mantuvo alrededor de los 1,07 dólares y el yen japonés se depreció hasta los 151 por dólar, su nivel más débil desde 1990. La expectativa de que la Fed mantenga los tipos de interés altos durante más tiempo sigue apoyando al billete verde.
En el mercado de deuda, el rendimiento del bono estadounidense a 10 años se situó en torno al 4,55 %, mientras el Bund alemán se mantuvo en el 2,45 %. Los inversores empiezan a descontar posibles recortes de tipos en 2026 si la inflación continúa descendiendo y la economía logra evitar una recesión profunda.
El repunte de los mercados llega después de varias semanas de turbulencias marcadas por la incertidumbre sobre China, las tensiones en Oriente Medio y las dudas sobre el rumbo de los tipos de interés. Sin embargo, los últimos datos manufactureros chinos apuntan a un ligero repunte, el petróleo se estabiliza y los grandes bancos centrales parecen dispuestos a mantener una política monetaria más predecible. Todo ello ha devuelto la calma y ha reactivado el flujo de capital hacia la renta variable.

