El crecimiento del uso de stablecoins es una muestra clara de la transformación que vive el sistema financiero digital. Ya no se trata de un instrumento usado solo por traders o especuladores, sino de una herramienta que empieza a integrarse en la vida cotidiana de particulares, empresas e instituciones. En un contexto de inflación persistente, incertidumbre geopolítica y tipos de interés altos, los activos estables están demostrando su utilidad práctica.
El informe de TRM Labs muestra que las transacciones con stablecoins alcanzaron niveles cercanos a los 7 billones de dólares, una cifra que comienza a rivalizar con el volumen de pagos procesado por redes tradicionales como Visa o Mastercard en mercados emergentes. Esta expansión no se limita al entorno cripto: cada vez más negocios las utilizan para pagar proveedores o enviar dinero al extranjero sin depender de la banca tradicional.
Entre las principales monedas estables, Tether (USDT) sigue liderando con más del 70% del mercado. Sin embargo, USD Coin (USDC) se consolida como la favorita en entornos regulados y corporativos, gracias a su mayor transparencia y respaldo en efectivo. También están ganando relevancia nuevas alternativas como PayPal USD (PYUSD) y First Digital USD (FDUSD), especialmente en regiones como Asia y América Latina, donde los problemas de inflación y las restricciones cambiarias impulsan su adopción como medio de ahorro.
En Europa, el interés se ha intensificado con la llegada del reglamento MiCA, que regulará la emisión y el uso de stablecoins a partir de 2025. Este marco legal podría marcar un antes y un después, ya que permitirá que bancos y empresas europeas adopten estas monedas con total seguridad jurídica, acercando el mundo cripto a las finanzas tradicionales.
El papel de las stablecoins también se está expandiendo en la economía digital. En el sector DeFi son el motor que da estabilidad a las plataformas de préstamos y rendimientos, mientras que en el comercio internacional se están utilizando cada vez más para pagos entre empresas y remesas familiares. Gracias a su rapidez y bajo coste, permiten mover dinero entre países en cuestión de segundos, sin las comisiones habituales del sistema bancario.
Para los inversores, este auge representa una oportunidad interesante. Las stablecoins permiten mantener liquidez sin exponerse a la volatilidad del mercado y, además, pueden generar rendimientos en plataformas descentralizadas. Colocar stablecoins en protocolos DeFi o realizar arbitraje entre exchanges son estrategias cada vez más comunes. A esto se suma su utilidad como cobertura: tener parte de la cartera en activos estables puede ser una forma inteligente de proteger capital en fases bajistas del mercado.
Eso sí, no todas las stablecoins son iguales. La transparencia y la solidez de las reservas son factores esenciales. Tether ha mejorado en la publicación de sus auditorías, pero USDC y PYUSD siguen siendo las opciones más auditadas y reguladas. Elegir proyectos con respaldo real y buena reputación es fundamental para evitar riesgos innecesarios.
La regulación se perfila como la gran protagonista del futuro de las stablecoins. En Estados Unidos, el Congreso está debatiendo leyes que exigirán a las emisoras mantener reservas auditadas y garantizar la convertibilidad inmediata a dólares. En la Unión Europea, el reglamento MiCA entrará en vigor en 2025 y podría convertir al continente en el primer gran mercado donde el dinero digital estable conviva plenamente con las divisas tradicionales.
El crecimiento del 83% en el volumen de transacciones no es casualidad. Es el resultado de un cambio estructural en la manera en que las personas y las empresas entienden el dinero. Las stablecoins están dejando de ser una herramienta del mundo cripto para convertirse en una infraestructura financiera global. Su expansión marca el inicio de una nueva era: la del dinero digital estable, rápido y accesible para todos.

