La noticia no tardó en golpear al mercado. Tras un comienzo de jornada alcista, las acciones de SAP pasaron rápidamente a terreno negativo, cayendo cerca de un 2%. La reacción refleja la decepción de los inversores ante una guía más moderada en un momento en el que se esperaba que el negocio de la nube mantuviera un crecimiento vigoroso.
SAP, con sede en Walldorf (Alemania), lleva años centrando su estrategia en la migración hacia soluciones en la nube. En su último trimestre fiscal, la empresa reportó ingresos totales de 9.080 millones de euros, un aumento del 7% respecto al año anterior. Dentro de esa cifra, los ingresos del negocio en la nube crecieron un 22%, hasta alcanzar los 4.160 millones. Aun así, el dato refleja una cierta ralentización respecto a trimestres anteriores, lo que ha despertado dudas sobre la fuerza del impulso en esta área clave.
El verdadero desencanto ha llegado con las previsiones para el conjunto del año. La empresa prevé ahora que los ingresos de su negocio en la nube se ubiquen en la parte baja del rango proyectado, una señal de que el crecimiento podría ser más moderado de lo esperado. La compañía ha reconocido que existe “una mayor incertidumbre” en el entorno macroeconómico y geopolítico, lo que afecta a la visibilidad del negocio, especialmente en el sector público y en proyectos de gran escala.
A pesar de ese tono prudente, no todo son sombras. El backlog o volumen de pedidos comprometidos creció un 27% interanual, lo que muestra que la demanda sigue presente y que el negocio tiene una base sólida para los próximos trimestres. Sin embargo, los analistas destacan que el reto ahora será convertir esos pedidos en ingresos reales sin sacrificar márgenes ni competitividad frente a gigantes como Microsoft, Oracle o Salesforce.
Para los inversores, este mensaje mixto genera una sensación de “crecimiento con freno”. Por un lado, SAP mantiene una tendencia positiva en términos de facturación y beneficios operativos. Por otro, la moderación en las expectativas pone en duda la velocidad de su transformación hacia el modelo de nube, un cambio que el mercado considera esencial para sostener su valoración a largo plazo.
Los próximos meses serán decisivos para evaluar la capacidad de SAP de mantener el ritmo en la nube. Aunque su posición de liderazgo en Europa sigue siendo sólida, la competencia global es cada vez más intensa y los inversores quieren ver señales claras de aceleración.
En resumen, SAP ha vuelto a demostrar que es una compañía robusta y rentable, pero su nuevo tono prudente ha enfriado el entusiasmo del mercado. Los inversores deberán seguir de cerca la evolución de su negocio en la nube y, sobre todo, la conversión de su fuerte cartera de pedidos en ingresos efectivos. Si logra hacerlo, podría recuperar la confianza del mercado y volver a situarse entre las tecnológicas europeas con mayor potencial de crecimiento.

