Tras meses complicados, Kering parece comenzar a levantar cabeza. El grupo francés reportó una caída menor a la prevista en sus ingresos trimestrales, algo que fue suficiente para impulsar sus acciones con fuerza en el parqué parisino. El mercado llevaba tiempo descontando un escenario más negativo, y esta ligera mejora ha devuelto algo de confianza a los inversores.
El caso de Gucci, su joya de la corona, sigue siendo el gran desafío. Las ventas aún caen a doble dígito, pero los analistas destacan que el ritmo de descenso se ha moderado. Esto sugiere que la marca podría estar tocando fondo tras varios trimestres de debilidad. Además, otras casas del grupo como Bottega Veneta y Saint Laurent han mostrado un desempeño más estable, lo que ayuda a equilibrar el conjunto del negocio.
Uno de los factores que más entusiasmo ha generado es la llegada de Luca de Meo al frente de Kering. El nuevo consejero delegado ha optado por actuar sin esperar a que se apruebe un plan estratégico formal. En sus primeras semanas, ya ha anunciado decisiones contundentes, como la venta de la división de belleza por cerca de 4.700 millones de dólares al gigante L’Oréal. Con este movimiento, Kering busca simplificar su estructura, reforzar su balance y concentrarse en lo que realmente domina: la moda y los accesorios de lujo.
El contexto económico no es fácil. El consumo de productos de lujo se ha enfriado en China y en parte de Europa, mientras que Estados Unidos sigue siendo un mercado clave. Aun así, la ligera mejora de las cifras de Kering ha hecho pensar que lo peor podría haber pasado. Si el grupo logra reposicionar Gucci y mantener el impulso en sus otras marcas, podría empezar a recuperar terreno frente a competidores como LVMH o Hermès.
Para los inversores, el mensaje es claro: el lujo sigue siendo un sector cíclico, pero con gran capacidad de recuperación. La diversificación de marcas, una gestión más enfocada y el control de costes pueden ser las claves para que Kering vuelva a brillar en 2026. Eso sí, el éxito dependerá de cómo reaccione el consumidor global y de si la nueva dirección consigue transformar las buenas intenciones en resultados reales.
Conclusión
El repunte del 5 % en la acción de Kering no es casualidad, sino una señal de que el mercado empieza a creer de nuevo en su potencial. Los resultados invitan al optimismo, pero la recuperación aún está en construcción. El lujo europeo podría estar ante el inicio de una nueva fase, y Kering quiere ser quien marque el paso.

