En Tokio, la victoria de Takaichi como líder del Partido Liberal Democrático generó expectativas de una política más intervencionista y de un Banco de Japón menos dispuesto a endurecer las condiciones monetarias. Esa visión debilitó al yen, que cayó con fuerza frente al dólar, alimentando la búsqueda de activos más seguros. A la vez, en París, la renuncia del primer ministro Lecornu desató nuevas dudas sobre la estabilidad política francesa y el futuro económico del país, hundiendo al euro y ampliando las primas de riesgo.
El Reino Unido, aunque fuera del epicentro de estos conflictos, no ha logrado escapar a la oleada de aversión al riesgo. La libra se ha visto arrastrada por la fortaleza del dólar, que sigue beneficiándose de su condición de moneda de referencia mundial. Los inversores se mantienen atentos a las declaraciones de los miembros del Banco de Inglaterra, especialmente las de Huw Pill y Catherine Mann, quienes podrían ofrecer pistas sobre cuándo comenzarán los esperados recortes de tipos. Por ahora, el consenso del mercado apunta a que el BoE no actuará hasta bien entrado 2026, lo que limita el atractivo de la libra en el corto plazo.
El par GBP/USD se mantiene en una zona de consolidación, atrapado entre la presión del dólar y la falta de catalizadores internos positivos para el Reino Unido. Mientras tanto, los traders miran hacia los próximos datos de inflación y crecimiento, conscientes de que cualquier desviación significativa podría alterar de nuevo el equilibrio en el mercado de divisas.
La jornada deja una conclusión clara: los factores políticos globales vuelven a tomar el mando en el mercado forex. Con dos potencias como Japón y Francia inmersas en procesos de inestabilidad, el apetito por riesgo se reduce y la libra, pese a su resiliencia reciente, paga el precio de la incertidumbre.
