El impacto no tardó en reflejarse: el dólar perdió terreno frente a las principales divisas, mientras que los bonos del Tesoro y los índices bursátiles reaccionaron al alza. Los inversores empiezan a descontar la posibilidad de una primera bajada en diciembre o a comienzos de 2026, siempre que los próximos datos macroeconómicos acompañen.
Waller reconoció que, si la inflación continúa estabilizándose en torno al 2 % y el mercado laboral muestra signos de enfriamiento, la Reserva Federal podría moverse hacia un tipo neutral, situado entre 100 y 125 puntos básicos por debajo del nivel actual. Aun así, advirtió que el ritmo de las bajadas dependerá de cómo evolucione el crecimiento económico y el empleo, que por ahora presentan señales mixtas.
El contexto respalda su postura. El índice de precios PCE, el indicador de inflación favorito de la Fed, se encuentra en el 2,4 % interanual, su nivel más bajo desde principios de 2021. Además, las últimas cifras de empleo muestran un aumento de las solicitudes de subsidio por desempleo y una menor creación de puestos de trabajo, lo que sugiere que la economía estadounidense empieza a enfriarse tras años de fortaleza.
En el mercado de divisas, la reacción fue inmediata. El índice del dólar (DXY) cayó por debajo de los 103 puntos, arrastrado por el repunte del euro, que se acercó a los 1,0950 dólares, y de la libra, que superó el 1,29. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a diez años también cedieron, situándose cerca del 4,05 %, mientras los inversores recalibraban sus expectativas ante un escenario monetario más flexible.
Para los traders de forex, estas declaraciones suponen una oportunidad clara: una Fed más dovish tiende a debilitar al dólar y fortalecer divisas como el euro, la libra o incluso las monedas ligadas a materias primas, como el dólar australiano y el neozelandés. El nivel de 1,10 en el par EUR/USD se presenta como una resistencia importante, cuya superación podría abrir el camino hacia los 1,12 en las próximas semanas.
En definitiva, la intervención de Waller marca un punto de inflexión. Con la inflación controlada y un mercado laboral que empieza a dar señales de agotamiento, todo indica que la Fed se prepara para poner fin al ciclo restrictivo más prolongado de las últimas décadas. Si los próximos datos confirman la tendencia, el año 2026 podría inaugurarse con una política monetaria mucho más relajada y un dólar más débil en los mercados internacionales.

