El logro llega tras la ejecución de un proceso de modernización en el concentrador de la planta, que permitió resolver antiguos cuellos de botella. La capacidad de procesamiento aumentó un 20 %, pasando de 800.000 a 960.000 toneladas anuales, y la disponibilidad del circuito de separación por medios densos se elevó del 70 % al 96 %. En otras palabras, Kipushi ahora puede procesar más mena, con una recuperación de zinc más alta y una eficiencia operativa significativamente mejorada.
Durante la primera semana tras la optimización, la producción se disparó hasta las 5.545 toneladas, lo que, de mantenerse, equivaldría a una capacidad cercana a las 290.000 toneladas por año. Sin embargo, Ivanhoe prefiere mantener la prudencia: su guía oficial para 2025 sigue entre 180.000 y 240.000 toneladas de zinc en concentrado. Esto refleja una estrategia conservadora frente a los posibles desafíos logísticos, eléctricos o de mantenimiento que suelen acompañar a este tipo de proyectos.
Lo interesante es que Kipushi está extrayendo mena con leyes extremadamente altas de zinc, superiores al 30 %, lo que reduce los costes por tonelada producida y posiciona a la mina como una de las más rentables a nivel mundial. Además, la operación utiliza en gran parte energía hidroeléctrica local, lo que mantiene su huella de carbono en niveles mínimos dentro de la industria.
La empresa también ha cerrado acuerdos estratégicos que refuerzan su posición. Un nuevo contrato de venta con Mercuria cubre parte del concentrado no comprometido, mientras que las otras porciones ya tienen compradores definidos. A esto se suma la instalación de 6 megavatios de energía de respaldo, prevista para el último trimestre del año, con el fin de garantizar la estabilidad eléctrica y evitar interrupciones en la producción.
Este salto de Ivanhoe se produce en un contexto complejo para el mercado del zinc. La oferta global está aumentando gracias a nuevos proyectos y expansiones, mientras que la demanda muestra signos de debilidad, especialmente en Europa y China. Esta combinación ha empujado a muchos fondos de inversión a adoptar posiciones más cautas, ante el riesgo de un exceso de oferta a corto plazo.
Aun así, los analistas coinciden en que Kipushi representa un caso aparte. Su eficiencia técnica, la calidad de su mineral y los acuerdos comerciales ya cerrados le permiten competir con ventaja incluso en un mercado más blando. Si logra sostener niveles altos de producción, la mina podría situarse entre las cuatro mayores del mundo en los próximos años.
Para los inversores, este éxito abre una doble lectura. Por un lado, refuerza la confianza en proyectos de alto grado que pueden mantener rentabilidad incluso en ciclos bajistas. Por otro, introduce una variable nueva: el potencial de una sobreoferta de zinc si operaciones como Kipushi empiezan a consolidar volúmenes récord de manera sostenida.
En cualquier caso, Ivanhoe ha demostrado algo clave: la capacidad de ejecutar con precisión técnica y disciplina financiera un proyecto que llevaba años generando expectativas. Su récord no es solo una cifra impresionante, sino una señal de que la compañía está lista para competir al máximo nivel dentro de un mercado global cada vez más exigente.

