El mercado indio ha comenzado la jornada con una fuerza inusual. El Nifty 50 se sitúa en torno a los 26.083 puntos, mientras que el Sensex ronda los 85.200, niveles muy próximos a los máximos históricos alcanzados hace poco más de un año. El catalizador principal de este movimiento ha sido la confianza renovada en el sector tecnológico, después de que los grandes accionistas de Infosys decidieran no vender sus títulos en una recompra de acciones valorada en más de 180.000 millones de rupias, unos 2.050 millones de dólares. Esa decisión se ha interpretado como una señal clara de que los inversores institucionales confían en el potencial de la compañía a medio plazo.
El entusiasmo no se queda ahí. Las noticias sobre un posible acuerdo comercial entre India y Estados Unidos han añadido más combustible al optimismo. Según las primeras informaciones, el pacto incluiría una reducción de aranceles a las exportaciones indias, especialmente en sectores clave como el textil o la industria del marisco, que podrían pasar del 50 % actual a niveles cercanos al 15 %. El simple rumor ha disparado las acciones de compañías como Gokaldas Exports, Vardhman Textiles o KPR Mill, con subidas que oscilan entre el 5 % y el 10 %, y también ha impulsado a exportadores alimentarios, con alzas de hasta el 20 %.
El sentimiento positivo se extiende a todo el mercado: las 16 grandes industrias que conforman el Nifty 50 han cerrado en verde, lideradas por el sector tecnológico, que avanza más de un 2,5 %. Sin embargo, los analistas recuerdan que la subida necesita confirmación. El mercado se mueve por expectativas, y aunque India vive un momento de confianza generalizada, el reto ahora es mantener los flujos de capital extranjero y demostrar que los beneficios empresariales siguen creciendo al ritmo que el mercado descuenta.
Para los inversores internacionales, el atractivo de India es evidente. Con un crecimiento económico sostenido, una población joven y un mercado interno cada vez más fuerte, el país se ha convertido en uno de los destinos favoritos dentro del bloque de emergentes. Pero a estos niveles, conviene actuar con prudencia. Los índices están a menos del 1 % de sus máximos anteriores, lo que deja poco margen para errores o correcciones bruscas. Desde Europa y, especialmente, desde España, la exposición a India puede ser una buena estrategia de diversificación, aunque es importante controlar el riesgo de valoración y el impacto del tipo de cambio de la rupia frente al euro.
No todo son luces. Los riesgos están ahí y no deben subestimarse. Las valoraciones de muchas empresas ya están exigentes, lo que significa que el mercado está descontando mucho optimismo. Además, la subida se apoya en catalizadores muy concretos: la recompra de Infosys y las conversaciones comerciales con Estados Unidos. Si alguno de estos factores se enfría, el ánimo comprador podría desvanecerse con la misma rapidez con la que llegó. A ello se suman los riesgos globales, como un dólar más fuerte o un repunte de los tipos de interés internacionales, que siempre suponen un freno para los mercados emergentes.
La combinación de buenos resultados empresariales y expectativas comerciales favorables podría sostener el movimiento en el corto plazo. Aun así, creemos que la clave está en mantener la cabeza fría: India es un mercado con recorrido, pero no exento de volatilidad. Para el inversor paciente y bien diversificado, puede ser una oportunidad de oro. Para el que entra tarde y sin plan, un terreno resbaladizo.

