Los precios del ganado llevan meses subiendo de forma sostenida. El inventario bovino de Estados Unidos se encuentra en su nivel más bajo en más de setenta años, una situación que limita gravemente la capacidad de aumentar la producción a corto plazo. A esto se suma el impacto de las sequías prolongadas en las principales regiones ganaderas, que reducen los pastos y encarecen el coste de la alimentación. Todo ello ha generado un cóctel perfecto para que el mercado entre en una fase de fuerte presión alcista.
El comportamiento de los futuros de “live cattle” y “feeder cattle” ha sido especialmente llamativo: incluso durante los meses tradicionalmente más flojos, los contratos han mantenido una tendencia ascendente, reflejo de la confianza de los fondos de inversión en que los precios seguirán altos durante buena parte de 2025. La escasez de oferta no solo sostiene los precios actuales, sino que dificulta prever un ajuste rápido.
Mientras tanto, en el mercado físico, las transacciones muestran precios elevados en todas las regiones, aunque con ligeras diferencias. En el norte de Estados Unidos, las operaciones recientes se han cerrado en torno a los 240 dólares por cabeza, mientras que en el sur las cifras rondan niveles similares. Son precios que, aunque ocasionalmente se ajustan a la baja, siguen reflejando una clara tensión entre la oferta limitada y la persistencia de la demanda.
Sin embargo, no todo es un camino de subida. Algunos analistas apuntan a que el mercado podría encontrarse en una zona de sobrecompra, lo que abre la puerta a correcciones técnicas en las próximas semanas. Además, los factores sanitarios —como la reciente suspensión de importaciones de ganado desde México por alertas de parásitos— y el riesgo de noticias falsas o malinterpretadas pueden provocar movimientos bruscos. La incertidumbre también está presente en el comportamiento del consumidor: si los precios de la carne continúan subiendo, no se descarta que parte del consumo se desplace hacia proteínas más baratas, como el pollo o el cerdo.
Pese a ello, las perspectivas siguen siendo optimistas a medio plazo. La reconstrucción del inventario ganadero es un proceso lento que puede tardar varios años, y mientras tanto, la demanda interna y la exportación continúan fuertes. Para los inversores y traders, este escenario presenta tanto riesgos como oportunidades. Las correcciones puntuales pueden ser ventanas de entrada atractivas, siempre que se gestionen adecuadamente los stops y la exposición al riesgo.
Las herramientas derivadas, como las opciones sobre futuros, permiten cubrirse frente a posibles retrocesos sin renunciar a participar en el mercado. También resulta fundamental seguir de cerca los informes oficiales del USDA y los datos semanales de sacrificio y alimentación, que ofrecen pistas valiosas sobre los próximos movimientos de precios.
El rally de los futuros del ganado tiene raíces sólidas, pero no es infinito. La clave, como siempre, está en saber leer las señales antes que el resto. Quien logre anticipar los giros del mercado y combine análisis técnico con fundamentos reales, podrá sacar provecho de una de las tendencias más potentes que ha vivido el sector ganadero en décadas.

