El índice Stoxx 600 de Europa sumó un 0,5 % hasta los 572 puntos, un movimiento discreto pero suficiente para marcar un nuevo récord histórico. Las bolsas de Londres, París y Fráncfort acompañaron las subidas, apoyadas en la fortaleza de los sectores financiero y energético, los grandes protagonistas del día.
El impulso vino especialmente del sector bancario, donde entidades como Lloyds, Société Générale y BPER Banca avanzaron cerca de un 1 % gracias al repunte de los márgenes financieros y al optimismo sobre la estabilidad del crédito en la zona euro. Los analistas consideran que, tras años de tipos bajos, la banca europea atraviesa un momento de beneficios sólidos y mayor confianza entre los inversores.
También ayudó la buena jornada de las empresas energéticas, que se beneficiaron del repunte del precio del crudo y del gas natural. El sector de recursos básicos destacó con fuerza después de que Bruselas anunciara la posibilidad de reducir las cuotas de importación sin aranceles de acero, una medida que impulsó a gigantes como ArcelorMittal o Thyssenkrupp.
Pero no todos los sectores acompañaron la tendencia. La tecnología volvió a quedar rezagada, con caídas en fabricantes de chips y equipos de semiconductores, afectados por el debate en Estados Unidos sobre nuevas restricciones a la exportación de productos tecnológicos hacia China. Este contexto volvió a pesar sobre compañías europeas muy expuestas a ese mercado, como ASML o ASM International.
El otro punto débil fue el automovilístico. BMW sufrió una de las mayores caídas del día tras rebajar sus previsiones de beneficios para 2025, citando la presión de los aranceles estadounidenses y la desaceleración del mercado chino. Sus acciones llegaron a perder cerca del 9 %, arrastrando al resto del sector, incluidas Mercedes-Benz y Volkswagen.
En conjunto, el mercado europeo se mantiene en terreno positivo, pero con una clara rotación entre sectores. Mientras la banca y la energía se consolidan como refugios de valor, la tecnología y los fabricantes de coches enfrentan un entorno más incierto. Los analistas destacan que los inversores parecen optar por compañías con beneficios tangibles y balances sólidos, una tendencia que se ha reforzado en los últimos meses.
Desde el punto de vista global, el escenario continúa marcado por las tensiones comerciales y los riesgos geopolíticos. Las negociaciones entre Estados Unidos y China sobre comercio y tecnología siguen generando nerviosismo, y en Europa se suman los efectos de una política monetaria todavía restrictiva por parte del Banco Central Europeo.
Aun así, el tono general del mercado sigue siendo constructivo. Grandes bancos de inversión como J.P. Morgan han mejorado recientemente su recomendación sobre la renta variable europea, señalando que las valoraciones son atractivas frente a las estadounidenses y que la región podría seguir beneficiándose de una recuperación económica gradual.
En resumen, Europa mantiene su avance, pero lo hace con un equilibrio delicado. Los sectores tradicionales parecen recuperar protagonismo, mientras las industrias más expuestas a la tecnología y el comercio global atraviesan un momento de mayor volatilidad. Para el inversor, el mensaje es claro: conviene seguir apostando por la solidez, pero sin perder de vista las oportunidades que pueden surgir cuando los sectores castigados vuelvan a despertar.
