El mercado del trigo transita por un tramo delicado: tras unos días de ascenso paulatino, las ganancias se diluyen y emerge un sesgo bajista. Las correcciones actuales parecen responder más a toma de utilidades que a un cambio estructural, pero no se descarta que cualquier noticia climática adversa o el regreso de la transparencia informativa reviva la presión alcista.
En cuanto a los fundamentos, la presión principal viene de las estimaciones globales de producción. Rusia, la Unión Europea, Canadá y Australia están reportando cosechas cercanas a niveles récord. El mercado percibe que la oferta abundante eclipsa una demanda que no termina de recuperar impulso con fuerza suficiente. Las existencias finales proyectadas también pesan en la balanza, reforzando la narrativa de exceso de suministro.
Otro factor de peso es la parálisis parcial del Gobierno de Estados Unidos, que ha detenido la divulgación de informes clave del USDA —como datos de producción, ventas de exportación y posiciones de mercado— justo en plena temporada crítica. Esa “capa de sombra” obliga a muchos participantes a basarse en pronósticos privados, imágenes satelitales o rumores de campo, elevando el riesgo de sorpresas cuando se reanuden los informes oficiales.
En el plano técnico, las cotizaciones del trigo están probando soportes delicados. Si se vulneran los pisos actuales, puede abrirse espacio hacia retrocesos más pronunciados. En cambio, un quiebre convincente hacia arriba, con volumen y confirmaciones técnicas, podría activar un rebote con fuerza moderada. Pero para que eso ocurra, el mercado necesita un catalizador: un clima adverso, un recorte inesperado de estimaciones o una reactivación de la demanda internacional.
El entorno global añade matices importantes. En Europa, la agencia Expana acaba de elevar su pronóstico para la producción de trigo suave, proyectando un volumen récord para la campaña 2025/26. Eso refuerza la competencia exportadora del bloque frente a otros grandes proveedores. Por otro lado, en regiones como Argentina, una cosecha fuerte ya asumida se beneficiaría si el gobierno extiende los recortes a los impuestos de exportación, algo que podría sumarse a la presión sobre los precios internacionales.
Para quienes operan en el mercado, el momento exige prudencia y estrategias equilibradas. No conviene exponerse agresivamente a largos sin una confirmación clara, pero sí es viable aprovechar rebotes técnicos selectivos dentro de rangos bien definidos. Quienes prefieren minimizar riesgos pueden considerar cubrir parcialmente posiciones o diversificar hacia otros granos para equilibrar el portafolio.
En resumen, el trigo se muestra vulnerable en esta coyuntura. Aunque los fundamentos actuales apuntan a una tendencia bajista, el mercado está latente, a la espera de cualquier chispa que lo reactive. La clave estará en seguir de cerca el clima, la reapertura de datos oficiales y los movimientos inesperados en la demanda global.

