Tras varias semanas de caídas, el mercado petrolero ha recibido un respiro. La Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, conocidos como OPEP+, decidieron aplicar el incremento más reducido posible, una señal de que el grupo está decidido a mantener el equilibrio del mercado y evitar un exceso de crudo que pueda presionar los precios a la baja. El ajuste, de apenas 137.000 barriles diarios, fue interpretado como una muestra de disciplina y coordinación por parte del cártel, algo que los traders venían reclamando desde hace semanas.
La reacción en los mercados no se hizo esperar. Tanto el Brent como el WTI recuperaron terreno en las principales bolsas energéticas, impulsados por la expectativa de una oferta más controlada. La decisión llega en un momento delicado, ya que la demanda global muestra signos de desaceleración mientras los inventarios empiezan a acumularse, especialmente en Estados Unidos.
Aun así, el panorama sigue siendo complejo. Los últimos datos del Instituto Americano del Petróleo muestran un aumento de 2,78 millones de barriles en las reservas de crudo durante la última semana, aunque las existencias de gasolina y destilados disminuyeron, lo que sugiere un consumo estable en el sector del transporte. En paralelo, la Agencia de Información Energética de EE. UU. anticipa que la producción estadounidense podría alcanzar niveles récord en 2025, consolidando al país como el mayor productor de petróleo del mundo.
En cuanto a las perspectivas, los analistas de Goldman Sachs prevén un superávit promedio de dos millones de barriles diarios entre finales de 2025 y 2026, aunque advierten de posibles movimientos al alza si las tensiones geopolíticas o las restricciones de exportación por parte de Rusia se intensifican. Los inversores, mientras tanto, centran su atención en la evolución de la demanda en Asia, especialmente en China e India, que siguen siendo los grandes motores del consumo global de crudo.
La decisión de la OPEP+ devuelve cierta estabilidad a un mercado que venía arrastrando semanas de incertidumbre. Sin embargo, el equilibrio continúa siendo frágil. Con Estados Unidos bombeando a niveles históricos y la economía global moderando su ritmo, el futuro del petróleo dependerá en gran medida de cómo logren coordinarse los grandes productores y de si la demanda logra mantener el paso en los próximos meses.

