Después de escalar más del 50 % en lo que va de 2025, el oro sufrió un ajuste abrupto; las acciones de mineras lo acompañaron en ese movimiento. Muchos interpretaron esto como una alerta de techo, pero los analistas remarcan que se trata de una toma de ganancias típica dentro de un ciclo alcista.
Las acciones de mineras han superado con creces el rendimiento del metal este año. Esa diferencia se explica porque, una vez que el precio del oro supera los costos de producción —en torno a los 1.600 USD por onza—, cada dólar adicional genera un efecto multiplicador en las ganancias de las compañías. En otras palabras, la minería opera con un apalancamiento natural al metal.
Sin embargo, no todo será lineal: las mineras enfrentan costes operativos crecientes, regulaciones, demoras en proyectos y desafíos logísticos, factores que históricamente las han limitado en tiempos bajistas. Por eso, aunque el oro pueda retroceder, las mineras suelen amplificar esos movimientos hacia abajo.
En los últimos días, los indicadores técnicos mostraban condiciones de sobrecompra que sugerían una posible pausa. No obstante, varios expertos consideran que esta lectura no necesariamente implica debilidad, sino una muestra de fuerza del mercado: cuando todos compran, puede significar que la tendencia sigue viva.
Otro punto que sostiene al sector es la demanda de los bancos centrales, que continúan adquiriendo oro como refugio frente a la inflación y la inestabilidad geopolítica. Esta compra institucional actúa como un pilar que reduce la volatilidad. Además, muchos fondos todavía no han entrado con fuerza en las mineras, lo que deja espacio para nuevas entradas de capital cuando el mercado dé señales de calma.
Las empresas del sector han publicado resultados sólidos, con beneficios récord y márgenes amplios, algo que el mercado aún no ha terminado de valorar. Si el precio del oro se mantiene estable o recupera terreno, las mineras podrían seguir sorprendiendo en los próximos meses.
En conclusión, la caída del oro y de las mineras puede parecer alarmante, pero los factores de fondo siguen jugando a favor. Mantener una visión de medio y largo plazo, vigilar los niveles técnicos y evitar decisiones impulsivas puede marcar la diferencia. Porque, en este punto del ciclo, vender podría significar quedarse fuera del próximo impulso alcista.

