En la sesión actual, el precio del oro ronda los 4.045 dólares por onza, tras haber alcanzado un récord histórico de 4.059 dólares el día anterior. Este comportamiento refleja una fortaleza sostenida del metal precioso, impulsado por la expectativa de que la Fed comience pronto un ciclo de recortes de tasas, en respuesta a una desaceleración económica cada vez más evidente.
El contexto político tampoco ayuda a calmar los nervios de los mercados. El cierre prolongado del gobierno estadounidense añade un factor adicional de incertidumbre, al bloquear la publicación de datos económicos clave y aumentar el riesgo fiscal. Ante esa falta de referencias, muchos operadores optan por posiciones más defensivas, reforzando la demanda de activos considerados refugio, como el oro.
En el plano técnico, el metal ha encontrado un fuerte soporte en torno a los 4.000 dólares, una barrera psicológica clave que los analistas observan de cerca. Mientras tanto, los indicadores de impulso mantienen una lectura positiva, aunque comienzan a mostrar señales de ligera sobrecompra, lo que sugiere que podrían producirse correcciones puntuales antes de nuevos impulsos alcistas.
Para los traders, este entorno combina oportunidad y precaución. Si Powell adopta un tono dovish —es decir, favorable a los recortes—, el oro podría romper definitivamente los máximos recientes y buscar nuevos niveles. En cambio, un mensaje más cauteloso podría provocar tomas de beneficios y un breve respiro antes de reanudar la tendencia ascendente.
En definitiva, el oro se mantiene como uno de los protagonistas del panorama financiero actual. Su resistencia en niveles récord refleja tanto la incertidumbre global como la búsqueda constante de seguridad por parte de los inversores. A la espera de las palabras de Powell, el metal precioso sigue brillando con fuerza en un mercado que busca dirección, pero no renuncia a la prudencia.
