Tras semanas de subidas casi ininterrumpidas, el precio del oro ha retrocedido con fuerza en la sesión de este martes. El impulso bajista se ha intensificado a medida que el dólar ha recuperado terreno frente a otras divisas principales, especialmente el euro y la libra, encareciendo el oro para los compradores internacionales. Cuando la moneda estadounidense gana valor, suele provocar ventas en el metal, ya que su rendimiento se vuelve menos atractivo.
Además, el tono más constructivo en las negociaciones comerciales entre Washington y Pekín ha devuelto algo de calma a los mercados. La percepción de menor riesgo global ha llevado a muchos inversores a reducir exposición en refugios tradicionales, como el oro, y rotar hacia activos de mayor rendimiento, como la renta variable o algunas divisas emergentes. Este cambio en el sentimiento ha actuado como catalizador de la corrección.
Otro factor técnico clave ha sido la recogida de beneficios. Tras un ascenso tan prolongado y vertical, el mercado mostraba señales de sobrecompra. Muchos operadores aprovecharon los máximos para asegurar ganancias, lo que ha contribuido a la presión vendedora. En los gráficos, comienzan a aparecer formaciones de doble techo que sugieren una posible extensión de la caída hacia niveles próximos a los 4.150 USD.
Desde el punto de vista del trading, esta corrección no tiene por qué interpretarse como el fin del ciclo alcista del oro. De hecho, los fundamentos que han sostenido su avance en los últimos meses siguen vigentes. Las expectativas de que la Reserva Federal recorte los tipos de interés en sus próximas reuniones continúan firmes, al igual que la creciente demanda institucional por parte de bancos centrales que buscan diversificar reservas ante la incertidumbre económica global.
Para los traders, el nivel de los 4.150 USD se presenta como una referencia técnica clave. Si el precio logra mantener ese soporte, podría reactivarse la tendencia alcista en el corto plazo. Por el contrario, una ruptura clara por debajo abriría la puerta a un ajuste más profundo. En paralelo, la evolución del índice del dólar (DXY) será determinante: un dólar que pierda impulso podría devolver oxígeno al oro.
De cara a los próximos días, el mercado estará muy pendiente de los datos macroeconómicos en Estados Unidos, especialmente las cifras de inflación y las declaraciones de la Fed. Cualquier indicio de un enfriamiento económico o de una postura más dovish podría servir de combustible para un nuevo impulso del metal dorado. En cambio, si los datos muestran fortaleza y el billete verde continúa apreciándose, la corrección podría prolongarse algo más.
En definitiva, la caída actual del oro parece más una fase de consolidación necesaria que un cambio estructural de tendencia. Tras un recorrido espectacular hasta sus máximos históricos, el mercado necesitaba una pausa. Y, como suele ocurrir, las correcciones bien gestionadas suelen convertirse en oportunidades para quienes saben esperar.

