El tipo de cambio entre la libra esterlina y el dólar estadounidense cotiza en torno a los 1.2830 dólares, mostrando un comportamiento más equilibrado tras los movimientos recientes. La moderación de Trump respecto a China ha devuelto cierta tranquilidad a los mercados financieros, que venían de semanas marcadas por la incertidumbre y la volatilidad. Este cambio de tono ha reducido la demanda de activos refugio y ha permitido a la libra conservar parte de sus avances frente al dólar.
Sin embargo, el foco de los inversores sigue puesto en el dato del Índice de Precios al Consumo (IPC) de septiembre que se publicará esta semana en Estados Unidos. Este informe será determinante para conocer el próximo movimiento de la Reserva Federal, ya que podría confirmar si el ciclo de endurecimiento monetario ha llegado definitivamente a su fin o si aún queda margen para una subida adicional de tipos.
En el mercado de divisas, la libra mantiene una estructura técnica bastante clara. Los analistas sitúan un soporte importante en la zona de 1.2780 y una resistencia cercana a los 1.2870. Cualquier sorpresa en el dato de inflación podría romper este rango y provocar movimientos más pronunciados. Si la inflación repunta por encima del 3,4 % interanual, aumentaría la presión sobre la Fed para mantener una política monetaria más restrictiva, fortaleciendo al dólar. En cambio, si los precios muestran una moderación mayor a la esperada, las apuestas por futuros recortes de tipos durante 2025 ganarían fuerza, favoreciendo a la libra.
Por su parte, el Banco de Inglaterra se mantiene en una posición prudente. Aunque la inflación en Reino Unido ha mostrado cierta moderación, sigue muy por encima del objetivo del 2 %, lo que limita las posibilidades de un recorte de tipos en el corto plazo. Esta combinación de factores mantiene a la libra en una situación de equilibrio frágil frente al dólar, con movimientos que dependen más del contexto internacional que de los datos locales.
A nivel técnico, los operadores describen el comportamiento del GBP/USD como una fase de consolidación, típica antes de la publicación de datos relevantes. El índice del dólar (DXY) se mueve en torno a los 104,80 puntos, sin mostrar una dirección clara, mientras los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años repuntan ligeramente, apoyando de manera moderada a la divisa estadounidense.
Los próximos días serán clave para definir la dirección del mercado. Todo dependerá del resultado del IPC estadounidense y de los mensajes que lancen los miembros de la Fed y del Banco de Inglaterra en sus próximas intervenciones. Un dato de inflación más alto de lo previsto podría empujar al par hacia la zona de 1.2750, mientras que un registro más débil abriría la puerta a un nuevo impulso hacia los 1.29 dólares.
Por ahora, los inversores optan por la prudencia. La calma en el discurso político estadounidense ha dado un pequeño respiro, pero la verdadera prueba llegará con la publicación de la inflación.

