El movimiento refleja un cambio en el sentimiento del mercado: las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China parecen haberse enfriado tras los últimos gestos conciliadores de ambos gobiernos, lo que ha reducido la búsqueda de refugio en otras divisas y devuelto protagonismo al dólar.
La debilidad del euro también se explica por la falta de referencias macroeconómicas relevantes en la zona euro y por la percepción de que el BCE podría mantener un tono prudente en su política monetaria. En cambio, en EE. UU. los inversores siguen apostando por una postura más firme de la Fed, a la espera de los próximos datos de inflación y de la reunión de finales de mes, donde el mercado descuenta una posible bajada de tipos de 25 puntos básicos.
En el plano técnico, el par sigue mostrando señales bajistas. Los intentos de recuperación han sido breves y cada rebote encuentra resistencia en la zona de 1,17 $, lo que refuerza la idea de que la tendencia sigue siendo descendente a corto plazo. Los indicadores de impulso apuntan a que todavía podría haber espacio para nuevas caídas antes de un posible rebote correctivo.
Para los traders de forex, este escenario sugiere prudencia. Las zonas de soporte clave se sitúan entre 1,1550 y 1,1600 $, mientras que las resistencias se ubican en 1,1700 y 1,1730 $. Las próximas horas podrían ser decisivas: los discursos de Christine Lagarde y Jerome Powell, junto con los datos de inflación estadounidense, marcarán el tono del mercado.
En definitiva, el euro se enfrenta a una nueva prueba de resistencia en un entorno dominado por la fortaleza del dólar y la incertidumbre sobre el rumbo de las políticas monetarias. Si las expectativas de una relajación de la Fed se diluyen, el billete verde podría seguir ampliando su ventaja en los próximos días.

