La economía neozelandesa venía mostrando síntomas de fatiga desde hace meses. El consumo interno se ha enfriado, la inversión empresarial ha perdido impulso y la confianza del sector privado continúa cayendo. Ante este panorama, el RBNZ optó por adelantarse al deterioro y aplicar un recorte contundente, buscando reactivar la actividad y contener el riesgo de una recesión más profunda.
La sorpresa no solo estuvo en la magnitud de la bajada, sino también en el tono del comunicado posterior, en el que el banco dejó entrever que podría volver a actuar si la situación no mejora. El mensaje fue claro: la prioridad ahora es sostener el crecimiento, aunque eso implique mantener los tipos bajos durante más tiempo.
El impacto en el mercado fue inmediato. El NZD se desplomó frente al dólar estadounidense y otras monedas principales, alcanzando mínimos de varios meses. Los operadores reaccionaron rápidamente, ajustando posiciones y descontando la posibilidad de nuevos recortes de entre 25 y 50 puntos básicos en las próximas reuniones.
Más allá de la caída del kiwi, la decisión del RBNZ tiene implicaciones más amplias. Los rendimientos de los bonos neozelandeses a corto plazo cayeron con fuerza, reflejando un cambio drástico en las expectativas de política monetaria. Los analistas ahora prevén que el ciclo de flexibilización podría extenderse hasta mediados de 2026, dependiendo de cómo evolucione la inflación.
En el mercado Forex, la reacción fue una auténtica montaña rusa. Los pares NZD/USD y NZD/JPY fueron los más castigados, aunque algunos inversores aprovecharon la volatilidad para buscar rebotes técnicos en zonas de soporte cercanas al 0,6000. Sin embargo, el sentimiento general sigue siendo bajista y la confianza en la divisa neozelandesa permanece frágil.
Este episodio deja una lección clara para los traders: en el mercado de divisas no basta con prever la dirección de los tipos, sino también el tono y el momento en que se comunican. El recorte del RBNZ demuestra que incluso una medida esperada puede sacudir al mercado si llega antes o con más fuerza de lo previsto.
Para los próximos días, los inversores estarán atentos a nuevos datos macroeconómicos —especialmente inflación y empleo— que podrían confirmar si este giro de política fue un movimiento preventivo o el comienzo de una fase más agresiva de estímulos. En cualquier caso, el kiwi enfrenta semanas de alta volatilidad y oportunidades para quienes sepan leer el pulso del mercado con precisión.

