Pese al dato positivo de empleo, que en otras circunstancias habría sido un catalizador para el dólar canadiense, los inversores parecen más interesados en seguir comprando dólares estadounidenses. El optimismo que ha despertado el cambio de tono en las relaciones comerciales de Washington ha devuelto confianza a los mercados, y eso se traduce en un flujo directo hacia el billete verde.
El contexto internacional sigue siendo determinante. Con un dólar fortalecido frente a casi todas las divisas y un índice DXY en máximos recientes, el CAD se enfrenta a un entorno desafiante. Además, la debilidad del petróleo, uno de los pilares fundamentales de la economía canadiense, le resta soporte. La menor demanda global y los recortes de previsiones de crecimiento por parte de grandes organismos internacionales siguen pesando en las materias primas energéticas.
Desde el punto de vista monetario, la Reserva Federal mantiene un discurso más firme respecto a los tipos de interés, mientras que el Banco de Canadá se muestra más cauto ante la evolución de la inflación y el empleo. Ese diferencial de tono entre ambos bancos centrales contribuye a que el USD/CAD mantenga su sesgo alcista.
En el terreno técnico, el par se mueve con comodidad por encima de 1,40, una zona psicológica clave que ahora actúa como soporte. Si la tendencia continúa, el próximo objetivo podría situarse en torno a 1,4050-1,4070. Solo un repunte sostenido en el precio del crudo o un cambio de discurso del BoC podría frenar esta dinámica a corto plazo.
La conclusión es clara: aunque los fundamentos canadienses muestran signos de resistencia, el contexto global y la fuerza del dólar dominan el escenario. Por ahora, el USD sigue siendo el refugio preferido de los inversores y el CAD, su principal víctima.

