La economía de Estados Unidos sigue mostrando una resistencia notable, incluso en un contexto de tipos de interés elevados, otras áreas de debilidad y cierta fatiga del consumo. ¿El motor detrás de esta fortaleza? En buena medida, la inversión en IA. Un reciente análisis del banco canadiense detectó que los sectores más directamente vinculados a la IA están tirando de la expansión económica: aunque esos sectores ocupan una fracción relativamente pequeña del PIB total, su contribución al crecimiento ha sido desproporcionada.
Concretamente, la revisión del crecimiento al 3,8 % anualizado en el segundo trimestre deja claro que la economía no se está ralentizando como algunos pronosticaban, y el impulso de la IA ayuda a explicar el porqué. Al mismo tiempo, otros análisis independientes señalan que esta ola tecnológica está actuando como amortiguador frente a la debilidad del consumo o del mercado laboral, aunque también advierten que la adopción generalizada que genere productividad real aún podría tardar.
Para quienes operan en divisas esto traduce en varios puntos de interés: el dólar estadounidense (USD) se presenta con argumentos sólidos para seguir fuerte, ya que el crecimiento económico está respaldando su posición. Además, los capitales podrían tender a desplazarse hacia activos relacionados con la IA y, por extensión, hacia monedas asociadas a economías más tradicionales podrían verse rezagadas.
Sin embargo, no todo es de color rosa. El hecho de que el crecimiento reciba un empuje importante de unos pocos sectores muy específicos plantea riesgos de desequilibrio. Si la actividad en “sectores IA” llegara a enfriarse, o si su capacidad para traducirse en mayor productividad fuese más lenta de lo esperado, podría producirse una sorpresa negativa para la economía que repercutiría en el dólar —y por tanto en oportunidades en pares como EUR/USD, GBP/USD o incluso USD/JPY.
Contexto adicional y matices
Los economistas más cautos señalan que aunque la IA ya está ayudando a elevar el nivel de la actividad económica, el golpe transformador más profundo —el relacionado con un alza sostenible de la productividad— todavía se encuentra en desarrollo. Históricamente, innovaciones tecnológicas similares tardaron años o incluso una década en reflejarse plenamente en los datos macro. Por tanto, aunque el presente escenario favorece, desde una mirada estratégica, un sesgo alcista para el dólar, es importante operar con conciencia de que la expansión tecnológica podría no sostenerse con el mismo ritmo sin una extensión hacia otros sectores.
Conclusión
En definitiva, estamos ante una fase interesante: la inversión en IA está generando un efecto visible en el crecimiento de EE.UU., lo que refuerza el dólar y abre posibilidades para los traders de divisas. Pero no es momento de operar sin cuidado. Es clave combinar esta tendencia con un seguimiento de indicadores macro más amplios que nos digan si ese crecimiento es sólido y generalizado, o si depende excesivamente de un puñado de sectores tecnológicos que podrían desacelerarse. Una estrategia inteligente consistirá en aprovechar el impulso del dólar pero con protección, planificación de escenarios y atención a la evolución de sectores clave.

