Durante los últimos días, el clima político y financiero parecía volverse más hostil, con amenazas de nuevos aranceles y tensiones entre Washington y Pekín. Sin embargo, el tono de Trump cambió. En lugar de las habituales declaraciones incendiarias, el presidente estadounidense se mostró más conciliador, admitiendo que imponer medidas demasiado duras “no es sostenible” y que su intención no es perjudicar a China. Este viraje calmó a los mercados y permitió que divisas como el dólar australiano respiraran un poco.
El AUD/USD, muy sensible a las noticias relacionadas con el comercio mundial, ha permanecido alrededor del nivel de 0,6500, después de haber tocado mínimos en la zona de 0,6440. Los inversores se muestran prudentes: los compradores parecen dispuestos a defender los soportes actuales, mientras los vendedores esperan señales más contundentes para volver a presionar. Técnicamente, el par sigue dentro de un rango lateral, con resistencias cerca de 0,6550 que podrían actuar como techo temporal.
Por su parte, el índice dólar (DXY) ha recuperado ligeramente tras haber caído a mínimos de dos semanas. Aunque el rebote no es significativo, muestra que la moneda estadounidense sigue siendo un refugio sólido cuando el mercado duda. Los movimientos del DXY serán clave para determinar la dirección del AUD/USD en los próximos días: si la fortaleza del dólar continúa, el par podría volver a perder tracción.
A todo esto se suma el factor monetario. Tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco de la Reserva de Australia (RBA) mantienen una postura de vigilancia ante la inflación. Cualquier cambio inesperado en sus políticas —una subida de tipos o un tono más agresivo— podría sacudir al par y modificar el equilibrio actual.
En definitiva, el AUD/USD navega entre dos fuerzas opuestas: la distensión política que impulsa el apetito por el riesgo y un dólar que se niega a retroceder del todo. Los traders observan con cautela, conscientes de que un simple comentario de Trump o un dato macroeconómico fuera de lo previsto podría inclinar la balanza en cuestión de horas. En este punto, la calma es solo aparente, y quienes operan en el mercado de divisas lo saben bien.

