El Servicio Nacional de Impuestos surcoreano (NTS) ha confirmado que los monederos fríos, esos dispositivos desconectados de internet usados para guardar criptomonedas con mayor seguridad, ya no estarán fuera de su alcance. El organismo está dispuesto incluso a realizar registros domiciliarios y confiscar dispositivos físicos si sospecha que un contribuyente oculta allí sus activos digitales para evadir impuestos.
Según los medios locales, el NTS lleva tiempo usando programas de rastreo blockchain para seguir la pista a los movimientos de criptomonedas. Cuando detectan irregularidades, pueden congelar cuentas, liquidar activos al precio de mercado y ahora, con esta nueva medida, incluso incautar los fondos almacenados sin conexión. En los últimos cuatro años, el país ha confiscado más de 108 millones de dólares en criptoactivos de más de 14.000 contribuyentes morosos.
El auge del mercado cripto en Corea del Sur es evidente: el número de inversores se ha disparado de 1,2 millones en 2020 a casi 11 millones en 2025, y los volúmenes de negociación han pasado de 730 millones a 4.700 millones de dólares. Este crecimiento también ha traído consigo un aumento de casos de evasión fiscal, lo que ha obligado al Gobierno a endurecer su postura.
Además, los informes del organismo de inteligencia financiera del país revelan que las transacciones sospechosas relacionadas con criptomonedas se han multiplicado en 2025, superando ya el total de los dos años anteriores. Las autoridades ven este fenómeno como una señal de que los evasores y blanqueadores de capital están utilizando métodos cada vez más sofisticados.
Para los inversores, esta nueva política implica la necesidad de mantener un control total sobre el origen y la declaración de sus activos digitales. No hacerlo podría derivar en sanciones o confiscaciones, incluso si las criptomonedas están fuera del alcance de los exchanges centralizados.
El caso de Corea del Sur podría marcar tendencia. Países como Alemania o España ya avanzan en regulaciones similares, aunque por ahora no contemplan la incautación directa de monederos fríos. El mensaje, sin embargo, es claro: la era del anonimato fiscal en las criptomonedas está llegando a su fin.

