En las últimas sesiones, el yen japonés ha vuelto a ganar protagonismo en el mercado de divisas. El vicegobernador del Banco de Japón apuntó recientemente que, si la economía mantiene su ritmo y la inflación se comporta según lo previsto, no descartan continuar con el ajuste de tasas. Es una declaración que los mercados interpretan como una confirmación de que el BoJ comienza a dejar atrás su política ultraexpansiva, acercándose poco a poco a una normalización monetaria que parecía lejana hace tan solo unos meses.
En cambio, en Europa la sensación es opuesta. Aunque la inflación sigue sin dar tregua y se mantiene por encima del 2 %, el BCE ha empezado a mostrar más prudencia. Algunos miembros del Consejo de Gobierno ya sugieren que el actual nivel de tasas podría ser suficiente por el momento, especialmente ante señales de desaceleración en el crecimiento económico de la eurozona. Esa actitud más contenida ha restado impulso al euro y lo ha dejado vulnerable frente a monedas más sólidas.
La reacción no se ha hecho esperar. El par EUR/JPY cayó cerca de un 0,25 % durante la sesión, rondando los 175,40, después de tocar mínimos en torno a 174,80. Los inversores ajustan posiciones anticipando que el BoJ podría subir tasas antes de que acabe el año, mientras el BCE se toma un respiro. La diferencia en las expectativas de política monetaria entre ambas regiones se ha convertido en el principal motor de este movimiento.
Desde el punto de vista técnico, el mercado observa con atención los niveles de 175,00 como soporte inmediato y 177,90 como resistencia clave. Si el par rompe por debajo del soporte, el siguiente objetivo podría situarse en torno a los 172,00, zona que muchos analistas identifican como el siguiente nivel psicológico importante. En cambio, una ruptura alcista por encima de los 178 podría dar aire al euro y permitir un rebote hasta los 180,00.
En este escenario, la volatilidad seguirá siendo alta. La evolución del EUR/JPY dependerá directamente de los próximos datos de inflación tanto en Japón como en Europa, además de los discursos oficiales de ambos bancos centrales. Los operadores deberán mantenerse atentos: un cambio en el tono de cualquiera de las dos instituciones podría alterar por completo la dirección actual del mercado.
La clave de las próximas semanas será ver quién se mueve primero. Si el BoJ confirma un nuevo endurecimiento y el BCE se mantiene a la espera, el yen podría continuar liderando. Pero si Europa sorprende con un giro más firme o Japón opta por la prudencia, el equilibrio podría inclinarse de nuevo hacia el euro.

