Desde mínimos recientes, el Dow se rehízo con fuerza este viernes, logrando una subida que reafirma su cercanía a zonas técnicas relevantes. Esa remontada no fue casual: el consenso entre operadores esperaba que la presión en los bancos regionales pareciera exagerada frente al panorama general.
El mercado también celebra una pista diplomática: Donald Trump deslizó que podría revisarse la posición arancelaria frente a China, lo que abrió la puerta a un respiro para los inversionistas. Esas palabras suavizadas se suman a señales crecientes de que la Casa Blanca podría moderar su tono en las negociaciones comerciales. La propia administración ha dado pasos para retomar mesas de diálogo con Pekín, y ahora los ojos se posan en nuevos encuentros en agenda.
Aunque el gobierno federal está parcialmente paralizado por falta de acuerdo presupuestario, esa disrupción no detiene las expectativas de que la Reserva Federal aplique recortes de tasas antes de que acabe el año. La ausencia de datos oficiales debido al cierre podría, paradójicamente, favorecer que no haya sorpresas que alteren el rumbo marcado por los mercados.
Dentro del Dow, ciertas compañías vinculadas al crédito y las finanzas animaron el rebote, pese a que siguen mostrando vulnerabilidades. La clave para los próximos días será si la impresión de estabilidad alcanza para sostener el impulso, o si emerge una nueva ola de aversión al riesgo que lleve al índice de vuelta hacia soportes. Los analistas monitorean tanto la agenda macro —inflación, empleo, decisiones de la Fed— como cualquier nuevo mensaje desde Washington o Beijing que pudiera reactivar la tensión comercial.
Al cerrar la semana, el índice consigue un respiro técnico, pero el entorno sigue cargado de incertidumbre. Que el Dow haya esquivado un nuevo tropiezo no significa que el camino hacia niveles más altos esté libre: dependerá ahora de la capacidad del mercado para digerir noticias macro y geopolíticas con firmeza.

