Mientras el dólar pierde impulso ante señales de que la Fed podría adoptar un tono más moderado, el euro aprovecha el respiro para mantenerse firme. Los últimos datos del mercado laboral y del consumo en Estados Unidos muestran cierta desaceleración, y eso ha impulsado la especulación de que el banco central podría volver a recortar los tipos antes de final de año. El simple rumor de un ajuste a la baja ha sido suficiente para que el billete verde pierda parte de su brillo.
Al mismo tiempo, el aumento de tensiones comerciales entre Washington y Pekín vuelve a sacudir los mercados. La posibilidad de nuevos aranceles sobre productos tecnológicos y agrícolas chinos ha provocado una huida de capitales hacia activos considerados más estables. En este contexto, el euro se beneficia como divisa menos expuesta a la guerra comercial, sirviendo como alternativa para los inversores que buscan proteger su capital del ruido político y económico.
Europa, por su parte, mantiene un crecimiento moderado, aunque apoyado en políticas fiscales más expansivas. El FMI prevé que la eurozona cierre el año con una leve mejora, pero advierte que esa resistencia tiene un coste creciente: mayor déficit público y menor margen de maniobra para el futuro. Aun así, el mercado percibe al euro como una moneda con una base sólida y un riesgo más controlado frente al dólar estadounidense.
En el terreno técnico, el par EUR/USD se mueve en torno a 1,16 USD, con una zona de soporte clara en los 1,1550–1,1600 USD y una resistencia relevante cerca de 1,19 USD. Si el par logra romper ese nivel con fuerza, podría marcar el inicio de un nuevo tramo alcista. Pero si la Fed sorprende con un tono más duro o las tensiones arancelarias se agravan, la corrección podría llevarlo nuevamente a la parte baja del rango.
Por ahora, los operadores parecen mantener la confianza en la moneda europea, apoyados en la expectativa de que la Fed se incline por una postura más flexible en los próximos meses. Sin embargo, esa calma puede ser frágil: cualquier titular inesperado desde Washington o Pekín podría cambiar el tono del mercado en cuestión de horas.
El euro, de momento, aguanta. Pero lo que ocurra en los próximos días —entre los mensajes de la Fed, los nuevos datos económicos y las negociaciones comerciales— será clave para definir si esta fortaleza se consolida o si el dólar vuelve a tomar el mando.

