El martes, el oro (XAU/USD) se mantenía estable alrededor de los 4.125 $, tras corregir desde los máximos alcanzados a primera hora del día. Los operadores aprovecharon para recoger beneficios después de una subida vertiginosa, aunque la presión compradora continúa firme. El temor a un enfrentamiento prolongado entre las dos mayores economías del mundo sostiene el apetito por activos refugio, y el oro sigue siendo el protagonista indiscutible del momento.
El rally del metal dorado, que acumula más de un 50 % de revalorización en lo que va de año, se apoya en tres pilares: la expectativa de nuevos recortes de tipos en EE. UU., la persistente incertidumbre geopolítica y la fuerte demanda institucional. A todo ello se suman las tensiones políticas en Europa y Asia, con Francia y Japón atravesando momentos de gran inestabilidad, y el prolongado cierre parcial del Gobierno estadounidense, que agrava la sensación de desorden global.
Las últimas medidas de Pekín, como la imposición de nuevas tasas portuarias a barcos vinculados a EE. UU. y las sanciones a filiales estadounidenses del grupo surcoreano Hanwha Ocean, han aumentado el nerviosismo de los mercados. La escalada comercial ya no se limita a los aranceles y empieza a afectar al transporte marítimo, generando temor a una disrupción más amplia del comercio internacional.
En medio de este panorama, la atención está puesta en Jerome Powell, que hablará en la reunión anual de la National Association for Business Economics (NABE). Su discurso es el último antes del periodo de silencio previo a la reunión de la Fed de octubre, por lo que cualquier matiz sobre inflación o crecimiento puede tener un impacto inmediato en el precio del oro. Si Powell refuerza la idea de nuevos recortes de tipos, el metal podría volver a escalar hacia la zona de los 4.200 $, mientras que un tono más cauteloso podría provocar una corrección hacia los 4.050 $.
Desde un punto de vista técnico, la tendencia sigue claramente alcista. El oro mantiene una estructura de máximos y mínimos ascendentes, y cada retroceso ha sido aprovechado por los compradores para tomar posiciones. El soporte inmediato se sitúa en los 4.090 $, y un nivel más sólido en torno a los 4.050 $, donde además pasa la media móvil de corto plazo. Por encima, los 4.200 $ se consolidan como resistencia psicológica. Mientras el precio se mantenga sobre los soportes actuales, el sesgo sigue siendo positivo.
El oro, que comenzó el año alrededor de los 2.700 $, se ha convertido en el activo refugio por excelencia en un contexto global de incertidumbre y tipos a la baja. Su comportamiento refleja la desconfianza de los inversores hacia las divisas tradicionales y la preferencia por activos tangibles en tiempos de volatilidad.
Conclusión:
El oro se ha ganado el protagonismo absoluto en los mercados internacionales. Su ascenso meteórico refleja un cambio de paradigma: los inversores buscan seguridad ante un entorno político y económico cada vez más inestable. Todo dependerá ahora de lo que diga Powell, pero si el presidente de la Fed confirma el giro hacia una política más expansiva, el metal dorado podría volver a brillar con fuerza y marcar un nuevo récord en los próximos días.

