La reciente renuncia del primer ministro francés, apenas unas semanas después de asumir el cargo, ha puesto en jaque la confianza de los mercados en la estabilidad institucional de Francia. Esta situación ha generado incertidumbre sobre la dirección política y económica del país, provocando una reacción contenida del euro, que no logra recuperar tracción frente al franco suizo.
A pesar del ruido político, el Banco de Francia mantiene su previsión de crecimiento en torno al 0,3 % para el tercer trimestre, lo que sugiere que la economía gala sigue mostrando cierta resistencia. Sin embargo, los inversores siguen inquietos ante la posibilidad de que nuevos episodios de tensión política o fiscal afecten a la zona euro en su conjunto.
En el otro lado del cruce, Suiza aporta su propia dosis de debilidad. Los precios al productor registraron un descenso mensual del 0,6 % y una caída interanual del 1,8 %, lo que confirma un escenario de desinflación más profunda. Esta tendencia resta atractivo al franco suizo, que históricamente ha actuado como refugio en momentos de incertidumbre, y podría limitar su apreciación frente al euro en las próximas semanas.
En los gráficos, el EUR/CHF ha mostrado una evolución estable alrededor del nivel de 0,93, apoyado en su media móvil de 55 días, que ha servido de soporte técnico clave. Los analistas señalan que el rango actual, entre 0,92 y 0,94, podría mantenerse hasta que surja un nuevo catalizador macroeconómico o político. Un euro más firme, impulsado por un BCE con tono restrictivo o por cierta normalización en Francia, podría llevar al par hacia 0,95. En cambio, un recrudecimiento del riesgo político podría empujar el cruce hacia los mínimos de 0,92.
Los operadores ahora centran su atención en los discursos de Christine Lagarde y en cualquier pista que pueda ofrecer el Banco Nacional Suizo sobre posibles intervenciones cambiarias o ajustes en su política monetaria. En un entorno global cada vez más volátil, los mercados saben que cualquier palabra o dato puede ser suficiente para alterar el equilibrio.
En definitiva, el EUR/CHF se mueve sobre una cuerda floja: el euro intenta resistir el impacto político mientras el franco acusa los efectos de una economía que se enfría. En el corto plazo, el par parece condenado a la lateralidad, pero bastará un solo movimiento de los bancos centrales o una sorpresa política en París para romper la calma aparente.

